El Cuerpo como Espejo del Alma
En un camino de doble sentido, la mente controla el cuerpo, siendo el cuerpo a la vez el reflejo de nuestra propia identidad, la expresión física de nuestra mente y emociones.
A través de la morfopsicología, que estudia los rostros, puede saberse si una persona ha sufrido dolor emocional intenso, si es cariñoso, piadoso, inteligente, terco, voluntarioso, etc. Otras especialidades, también nutren de señales, que ofrece el reflejo físico, para leer lo que se encuentra en el interior, tanto a nivel emocional como energético, biológico y espiritual, ya que todas esas partes están unidas e interconectadas hasta el punto de que la inestabilidad de una puede afectar fácilmente a alguna de las otras. Por tanto, el cuerpo no es un conjunto de elementos, sino una unidad, la cuál se interrelaciona toda entre si. No en vano se dice que el rostro, e incluso el cuerpo, es el espejo del alma.
Artes como la quirosofía y quiromancia, que estudian la mano, la iridiología o estudio del iris, la reflexoterapia como método de diagnóstico desde las zonas reflejas y muchas otras, nos sorprenderán con la evidencia que exuda nuestra alma desde el interior, la cuál se muestra a la vista de cualquiera, muchas veces sin ser conscientes de ello, donde incluso los animales son capaces de captarla. El comportamiento no verbal, que interpreta gestos, movimientos, posturas, silencios y ademanes, complementará cualquiera de estas técnicas.
Las personas que comen mucho y desarrollan cuerpos grandes, ponen de manifiesto que sufren algún tipo de tortura emocional. Cuando se alcanzan extremos tales como la obesidad mórbida o la anorexia, indicará que la persona también se encuentra en un extremo emocional. Sabiéndolo, deberíamos intentar ser más tolerantes con ellos.
Es importante recalcar que la salud es el estado natural del organismo y que cuando nos apartamos del equilibrio natural, enfermamos. La comida, la bebida y las drogas, son solo un medio de escape temporal de la emoción que no se quiere admitir. Sentirse bien consigo mismo transmite la misma energía al cuerpo. Al sentirse poco querido o no deseado, nuestro cuerpo manifestará y transmitirá eso mismo.
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